La Manipulación De La Verdad

Hablando de Tecnología con Orlando Mergal | Podcast En Español | Puerto Rico | Discusión inteligente Una Vez Por Semana

Hoy vamos a hablar de la verdad. ¿Pero, cuál verdad? ¿La tuya? ¿La mía? ¿O la de tantos otros que también tienen la suya? En un mundo ideal la verdad debiera ser na’ mas que que una. Después de todo, si nos ciñéramos estrictamente a los hechos ese sería el resultado. Pero en la práctica es otra cosa. La manipulación de la verdad hace que cada cual tenga la suya. Y eso lleva a fricción, a confrontación y hasta a muertes. La manufactura de realidades no es nada nuevo. Noam Chomsky, el genio norteamericano de la universidad de MIT, señaló el problema en el 1988 en su libro Manufacturing Consent. También identificó a los responsables y las consecuencias nefastas que tenía este comportamiento para la democracia norteamericana. Por supuesto, le hicieron muy poco caso. Como ha sucedido por décadas, a las personas brillantes que identifican problemas medulares se les aísla profesional y mediáticamente y se continúa actuando como si el problema no existiera. Hoy —34 años después— la situación está más grave que nunca. Una nueva cepa de megaempresa se ha apoderado de los canales de comunicación y los manipula a su antojo para controlar el ideario popular. Los algoritmos han sustituido a los “gatekeepers” de antaño con acres de servidores que deciden cuáles mensajes llegan y a cuales se oblitera. ¿Y la manipulación? ¡Ay mi madre! Esa ha llegado a niveles maquiavélicos. La manipulación de la verdad está entronizada en la fibra misma de nuestra psiquis. Empresas como Apple, Facebook, Amazon, Adobe y Microsoft emplean a pisos enteros de doctores en psicología, cuya única función es identificar técnicas más y más efectivas para manipular las acciones de sus usuarios. Técnicas que resultan tan invisibles que cuando nos las retiran hasta las echamos de menos. Mecanismos como los “likes” y los “pokes” de Facebook; las “estrellitas” y los “comentarios” en Amazon; las “tienditas” y las “renovaciones” de Apple, y los modelos de suscripción de Microsoft y Adobe, no son más que mecanismos para mantenernos comprando desmedidamente y sin pensar demasiado. ¿Piensas que no hay manipulación de la verdad ahí? ¿Acaso te sirven para algo los “likes y pokes” de Facebook? ¿Puedes hacer compra con ellos? ¿Y qué hay de las estrellitas” y “comentarios” de Amazon? ¿Son verdaderos? ¿Tienes manera de constatarlo? Sin embargo, muchos de nosotros los leemos antes de comprar. ¿Y las “tienditas” y “recomendaciones” de Apple? ¿Has notado que de cuando en cuando las aplicaciones dejan de funcionar hasta tanto actualices el sistema? Yo entendería si se tratara de un editor de video, una aplicación de animación o una aplicación de arte comercial. ¿Pero, una calculadora? La verdadera razón para que Apple haga esto es para obligarte a actualizar el sistema operativo. Y claro, cada nueva versión exige más de tu máquina, te la va tornando más lenta hasta que “concluyes” que necesitas una nueva. Si las nuevas versiones de las aplicaciones funcionaran con viejas versiones del sistema la gente no compraría máquinas nuevas. ¿Sabes quiénes aprendieron eso también? La gente de Microsoft. Y lo aprendieron de Apple. Entonces tenemos los modelos de “continuidad”. ¿Sabes lo que es eso? Lo que hacen Microsoft, Adobe y otro montón de compañías de programación. Cobran una mensualidad por el uso de sus programas. Si dejas de pagar dejan de funcionar. Claro, si le llamaran así nadie los usaría porque a nadie le gusta que le cobren continuamente”. No, Adobe le llama “la nube creativa” y Microsoft le llama “365”. Ciertamente este es un mercado en el que abundan los eufemismos. pero al final del día es un alquiler. El hecho es que hoy vivimos en un mundo en el que la manipulación de la verdad se ha vuelto algo de todos los días. Y encima de eso está en todos sitios: en lo que leemos, en lo que comemos, en la ropa que nos ponemos, en el carro que conducimos y en los sistemas que utilizamos. Vivimos sumidos en un gran engaño. Y lo peor de todo es que pensamos que es verdad.